¡¡FELIZ CUMPLEAÑOS A TODOS!!

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miércoles, 17 de diciembre de 2014

Entrada de año, Emilia Pardo Bazán

Título: 
Entrada de año

Autora: 
Emilia Pardo Bazán

Género: 
Relato fantástico


Se trata de un relato en el que la personificación del Año Nuevo es el elemento retórico más importante, aunque la autora nos deleita con una gran variedad de figuras retóricas que no tienen desperdicio y que dejan ver, bien a las claras, su extensa cultura. El lenguaje, muy rico y un tanto arcaizante para nuestros días es, a pesar de ello, totalmente comprensible por el lector actual.

La autora, para poder “moverse” bien, tanto ella como su personaje, dentro de la historia, eligió un narrador omnisciente en tercera persona*.


Algunas figuras retóricas:

 - Comparación: [...] una vejezuela, seca como pergamino...


- Hipérbole: perdido de gota y reuma..., [...] condenado a cerrar el ojo y estirar la pata inmediatamente... [...] poseído de las férvidas ilusiones de la mocedad... [...] no se le cuece el pan en el cuerpo... [...] desfigurada y llena de tofos gotosos...

Metáfora: [...] cara amojamada de la vieja... 

- Metagoge: [...] Fresco, retozón, chorreando juventud... [...] creía herida su dignidad y ofendida su rectitud... [...] fatiga esta cavilación al muchacho... [...] era muy delicado y pundonoroso. 

Perífrasis: [...] Sórdida estrechez... [...] Su palidez verdosa, su temblor mercurial.

- Personificación: (uno gotoso y enfermo, el otro aún de camino a la tierra) cuando habla del viejo y del nuevo año
[Nuevo año] se dirige a la tierra...
[Año viejo] alzando no sin dificultad la mano derecha... [...] contesta en voz que silba pavorosa al través de las arrasadas encías... [...]me puse tan sordo, que ni me enteraba siquiera! [...]un acceso de tos horrible le doblega, zamarreándole como al árbol secular el viento huracanado... [...] ni lleva pastillas de goma ni puede entretenerse en cuidar catarros y asmas, prosigue su camino murmurando con desaliento


Este protagonista que nos brinda doña Emilia, El Año Nuevo, rodeado de muchos personajes, muy diferentes entre sí, con ideales que les son propios, con vidas tan dispares que van de la "cloaca" -léase, de lo más inmundo de las calles- a los palacios pero que, en el fondo, buscan todos lo mismo: nuevas oportunidades en ese cambio de fecha. Una mejora en sus vidas, un tiempo de catrarsis, de renovación.

Creo que, para estas fechas del año, cuando también el 2014 da sus últimos coletazos, es una buena opción de lectura.

Todo aquel que desee leer el relato puede hacerlo en este enlace: 



http://tallerdeescrituraplumaytintero.blogspot.com.es/2012/01/relato-de-emilia-pardo-bazan.html

* Un breve apunte sobre el narrador.- Para esta historia, y para otras semejantes, en las que el personaje sea un animal o una cosa, el mejor de los narradores es este: el omnisciente en tercera persona. ¿Y por qué? Muy sencillo, un narrador de esta categoría es como un dios: todo lo ve, todo lo sabe (pasado, presente y futuro), conoce la forma de pensar y de actuar de todas las criaturas de la historia, las mueve a su antojo y, si lo desea, nos cuenta todos los pormenores de lo que acontece, es…, un cotilla que todo lo sabe y en todas partes se mete.





Biografía.- Emilia PARDO BAZÁN, -condesa de Pardo Bazán- (La Coruña, 16 de septiembre de 1851 - Madrid, 12 de mayo de 1921), novelista española que también escribió poemas y crítica, introductora del naturalismo en España.
Nació en La Coruña. Era hija de los condes de Pardo Bazán, título que heredaría en 1890. Recibió los estudios elementales propios de una mujer de su condición social, pero su avidez por saber y una autodisciplina autodidacta y sistemática hicieron que se convirtiera en una mujer culta y experta en diferentes disciplinas humanistas.
En 1868 se casó con José Quiroga y el matrimonio se trasladó a vivir a Madrid desde donde hacían frecuentes viajes a Francia, Italia, Suiza, Austria e Inglaterra; sus impresiones las dejó reflejadas en libros como Al pie de la torre Eiffel (1889), Por Francia y por Alemania (1889) o Por la Europa católica (1905).
En 1876 doña Emilia publicó su primer libro, Estudio crítico de Feijoo, y una colección de poemas, Jaime, con motivo del nacimiento de su primer hijo. Su primera novela, Pascual López. Autobiografía de un estudiante de medicina, la publica el año del nacimiento de su hija Blanca, en 1879. La publicación de la novela Viaje de novios (1881), según la crítica, la primera novela naturalista española —aunque la autora lo negara— fue el año en que nació su tercera y última hija, Carmen.
Una hepatitis la lleva al balneario de Vichy, en 1880, donde coincide con el escritor francés Víctor Hugo y mantienen largas conversaciones sobre literatura que le hicieron variar el rumbo de su escritura. Era una mujer muy culta y de vigoroso talento y de 1831 a 1893 publicó la revista Nuevo Teatro Crítico, redactada por ella en su totalidad.
En 1896 viaja a París y allí conoce a Émile Zola, Alphonse Daudet y los hermanos Goncourt; fue también por esa época cuando leyó a los novelistas rusos que tanto influirían en su obra. Pero, además de escritora, también tuvo una actividad social y política importante pues fue consejera de Instrucción Pública y activista feminista, actitud que en la actualidad se está revalorizando. Desde 1916 hasta su muerte fue profesora de Literaturas románicas en la Universidad de Madrid, cátedra que se creó para ella.

Obras principales

Después de La tribuna (1883), novela proletaria que tiene como protagonista a una obrera de la Fábrica de Tabacos de La Coruña, encontró el medio más apropiado para su naturalismo en el campo gallego, donde sitúa la acción de su obra más típica y estimada, Los pazos de Ulloa (1886). Historia y naturaleza, religiosidad medieval y paganismo, violencia y sensualidad, feudalismo y barbarie, ciudad y campo son los elementos temáticos que la novelista combina en un panorama muy bien trabado de la vida rural gallega, en la que intervienen también factores económicos, políticos y eclesiásticos.
La madre naturaleza (1887) es el relato de una atracción incestuosa y prolonga algunos de los personajes de su novela anterior. Insolación y Morriña, ambas de 1899, suponen el final de su periodo naturalista. La influencia de la novelística rusa, planteada teóricamente en su ensayo La revolución y la novela en Rusia (1887), queda patente en sus novelas La quimera (1905) y La sirena negra (1908).
Su labor como crítica también fue importante. La cuestión palpitante (1882-1883) es una colección de artículos —algunos de los cuales ya había publicado en revistas— en los que trata de explicar su posición ante el naturalismo y provocó un gran escándalo. Era una mujer noble, católica y casada, y la sociedad puritana de la época no entendía ni aprobaba que defendiera los planteamientos de Zola pues, aunque criticara las cuestiones antirreligiosas de este movimiento, sí admitía las bases ideológicas del determinismo social y darwinista. También fue autora de unos quinientos relatos breves.