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martes, 24 de septiembre de 2013

El huésped de Drácula, Bram Stoker

Bram Stoker - Imagen obtenida en Internet
Título: El huésped de Drácula
Autor: Bram Stoker (Abraham Stoker)
Género: Relato breve
Sub-género: Terror
Año de edición: 1914 


Este mal denominado relato, es una rama desgajada de la novela “Drácula” del autor irlandés Bram Stoker. Se convirtió en lo que es ahora primero, por obra y gracia de los editores de la novela, ellos decidieron que desapareciese este primer capítulo; luego, la viuda de Stoker, decidió convertirlo en un relato póstumo, aislado… De hecho tiene todas las características para ello:

- comienzo

- nudo

- desenlace (con un final abierto que, en muchos otros relatos encontramos los lectores y que, los autores, nos brindan para que cada uno de nosotros añadamos a sus historias el final que más nos agrade o mejor nos parezca. Es una forma de interactuar autor-lector).

            Siguiendo un poco los pasos del comentario de Susana Simón que dice: “A raíz de esto se me ocurre pensar, que no sé lo que le pudo parecer a Bram Stoker la decisión de los editores, al fin y al cabo era su novela y quitarle el primer capítulo, así de un plumazo, a ningún autor le haría gracia. Menos mal que la viuda autorizó la publicación de ese capítulo y no se perdió en el limbo literario”. Al igual que ella, y como autora, pienso que debió de sentarle muy mal ese desmembramiento de su escritura, de su trabajo aunque, por otro lado, opino que si los editores le dieron las explicaciones que, poco más o menos yo encuentro para este acto, Bram Stoker debió de quedar, si no satisfecho, sí conforme… Y así debió de ser: la novela se publicó en 1897 tal y como ha llegado hasta nuestros días.

            La pregunta que tal vez más de uno se hace: ¿por qué extirpar ese primer capítulo de la novela? Es decir, ¿por qué desechar de la novela el relato que ahora nos ocupa? Estimo que:

1º - Es un capítulo muy intenso. Si se le compara con un cantante de ópera es como si estuviera dando un do de pecho sostenido, de esos que rompen los vidrios más finos. El capítulo es igual. Va in crescendo, digamos, de cero a cien en segundos.

2º - Esta intensidad, esta cota tan elevada con la que pretendió comenzar la novela, era imposible de mantener (sigo con el símil del cantante de ópera: es como si a este se le hace que conserve ese tono elevado: terminaría por ahogarse y morir). En literatura ocurre lo mismo, si se comienza una obra con esa altura de miras, es imposible continuar así durante toda ella por lo que decae, se “desinfla” como un globo y con ello se consigue que, al final, la historia pierda interés.

3º - Por todo lo expuesto en los puntos 1 y 2, tengo para mí que los editores creyeron más oportuno quitar ese primer capítulo, comenzar con un tono más sereno y no de este modo tan arrebatado que nos presenta el relato. Para ello tenía tiempo en las páginas interiores de la novela donde todo discurre, por momentos, con un ritmo algo más lento pero siempre in crescendo. Además, no es bueno desvelar lo que nos espera “en el interior” en las 10 o 15 primeras páginas.

            Dicho esto añadir que, “El huésped de Drácula”, es un relato escrito en primera persona. Regreso de nuevo a la novela: “Drácula” es una suerte de mosaico, de puzzle, en la que los capítulos (las teselas de ese mosaico, las piezas de ese puzzle) están formados por: diarios, cartas, telegramas, incluso “diarios sonoros” que redactan, en primera persona, los personajes que integran el universo de la novela. Por esto no es de extrañar que este relato póstumo aparezca escrito en primera persona, como el resto de la obra, ya que se trata del primer escrito de Jonathan Harker, el viajero inglés del que se desconoce el nombre en “El huésped de Drácula”.
            El relato narra la historia de ese viajero inglés, que hace un alto en su camino, en Munich, cuando va a visitar a Drácula a su castillo de los Cárpatos en Transilvania.
            En Munich, ya instalado, decide salir de paseo en un carruaje con la única compañía del cochero y los caballos. En esta salida, a la que el posadero no le pone pegas, pero sí advierte: “No olvide estar de regreso antes de la puesta del sol. […]Pero estoy seguro de que no se retrasará -sonrió-, pues ya sabe qué noche es”. En esta salida, digo, con los dos hombres frente a frente, Stoker “no pierde el tiempo” en describir o definir a los personajes paso a paso, sino que, por la manera de expresarse cada uno de ellos durante el breve diálogo que mantienen, podemos advertir que:

- el viajero inglés parece joven: por su larga caminata de más de dos horas, por su incansable deseo de ir siempre más allá, de ver más, de conocer más,
- es testarudo
- curioso
- un lechuguino con bastón
- se cree intrépido
- piensa que, ciertas supersticiones, por el hecho de ser inglés, no le atañen (la “Noche de Walpurgis”)
- también su flema inglesa le hace creer que es el más valiente aunque, a la primera de cambio, se desmaya a causa del miedo que le provoca:

            a) - ver a la muerta viviente quien, a mi modo de ver, es la causante             del bocado que recibe en el cuello
            b) - sentir y ver sobre su cuerpo el cuerpo del enorme lobo que le da   calor y le lame la herida, tras lo cual, se desmaya de nuevo (una         forma poética de decirnos el autor que el viajero se hizo “sus necesidades mayores” de puro espanto)

- el cochero: quizás se trate de un hombre de mediana edad o ya mayor
- atado a las tradiciones, a las supersticiones (se persigna constantemente con el ánimo de estar en gracia de Dios y apartar de este modo a los malos espíritus)
- es como su reloj (imagen hiperbólica, a mi entender, de cómo veía Stoker a los alemanes): “Y sacó su reloj, un grande y viejo instrumento alemán de plata, tan grande como un nabo
- conoce lo que sucede en el entorno, las historias que se cuentan…, por lo tanto prefiere poner tierra de por medio: ni es valiente, ni presume de ello, ni pretende ser un héroe.

            Son dos personajes enfrentados. Diríase que la cara y la cruz de una misma moneda: anglosajones, los dos testarudos, con ideas muy diferentes pero muy claras.

            Relato descriptivo donde los haya, en el que los elementos naturales se convierten en casi físicos, palpables, sonoros: granizo, nieve, rayos, truenos, nubes desgarrando el cielo… Todo ello alcanza tal protagonismo que es difícil evadirse de él. A todo esto hay que añadir, en algunos momentos, el coro de los lobos o perros con sus aullidos, la inquietud de los caballos, su manera de olisquear el aire, su encabritamiento al toparse con el “…hombre alto y delgado. […] Cuando se acercó a los caballos, éstos comenzaron a encabritarse y a patear, luego relincharon aterrorizados y echaron a correr locamente”. Todo mezclado es como una nube de locura que envuelve al protagonista y al lector, que se queda sin aliento porque quiere saber más y más (de ahí que no pudiera ser ese el primer capítulo de “Drácula”, la novela: hay demasiados datos, demasiado terror, demasiado paroxismo en tan pocas páginas, como expuse anteriormente, difícil de mantener durante las quinientas páginas de la novela).
            En cuanto a la importancia de esa tormenta tan horrenda casi salida de la nada, hay que explicar que a Drácula se le atribuyen capacidades como:

* hacer que cambie el tiempo
* lograr la obediencia de seres repulsivos como: ratas, moscas, arañas, murciélagos…, también de lobos, dingos y zorros
* telepatía y control mental
* fuerza sobre humana: “Mientras el trueno estallaba en lo alto fui atrapado como por la mano de un gigante y lanzado hacia la tormenta. Todo aquello fue tan repentino que antes de que me llegara el impacto, tanto moral como físico, me encontré bajo la lluvia de piedras. Al mismo tiempo tuve la extraña y absorbente sensación de que no estaba solo. Miré hacia el túmulo. Y en aquel mismo momento se produjo otro cegador relámpago, que pareció golpear la estaca de hierro que dominaba el monumento y llegar por ella hasta el suelo, resquebrajando, desmenuzando el mármol como en un estallido de llamas. La mujer muerta se alzó en un momento de agonía, lamida por las llamas, y su amargo alarido de dolor fue ahogado por el trueno. La última cosa que oí fue esa horrible mezcla de sonidos, pues de nuevo fui aferrado por la gigantesca mano y arrastrado (1), mientras el granizo me golpeaba y el aire parecía reverberar con el aullido de los lobos. La última cosa que recuerdo fue una vaga y blanca masa movediza, como si las tumbas de mi alrededor hubieran dejado salir los amortajados fantasmas de sus muertos, y éstos me estuvieran rodeando en medio de la oscuridad de la tormenta de granizo.”
* convertirse en animal: “Noté un cálido lametón en mi cuello, y entonces me llegó la consciencia de la terrible verdad, que me heló hasta los huesos e hizo que se congelara la sangre en mis venas. Había algún animal recostado sobre mí y ahora lamía mi garganta. No me atreví a agitarme, pues algún instinto de prudencia me obligaba a seguir inmóvil, pero la bestia pareció darse cuenta de que se había producido algún cambio en mí, pues levantó la cabeza. Por entre mis pestañas vi sobre mí los dos grandes ojos llameantes de un gigantesco lobo. Sus aguzados caninos brillaban en la abierta boca roja, y pude notar su acre respiración sobre mi boca.”
* convertirse en niebla
* pierde facultades durante el día, mientras que por las noches es cuando tiene a tope toda su potencia y poderío
* duerme dentro de un ataúd, sobre tierra de su lugar de origen
* para sobrevivir bebe sangre humana y convierte en vampiros a quienes asesta su mordedura fatídica. Bautiza con su propia sangre a sus víctimas haciéndoles beberla. Si sólo son mordidos no se convierten en vampiros, sino que los mantiene semivivos como su fuente de alimento.

            En este relato aparecen una pequeña multitud de personajes:
- el viajero inglés
- el posadero
- el cochero
- el hombre alto y delgado (Drácula) que se aparece al cochero en lo alto de la colina y hace que los caballos se espanten y encabriten cuando van de regreso a Munich
- la condesa de Dolingen, muerta que descansa en su mausoleo con apariencia de ser vivo
- los enterrados del pueblo maldito: “La última cosa que recuerdo fue una vaga y blanca masa movediza, como si las tumbas de mi alrededor hubieran dejado salir los amortajados fantasmas de sus muertos…”
- la patrulla de jinetes: en ella se “escuchan” las voces de varios hombres, el miedoso; otro, incrédulo, el jefe…
- en los suburbios de Munich se supone que habrá bullicio, pero de allí “sacan” al viajero inglés rápidamente hacia el hostal donde se aloja

(1)Esa mano gigantesca que, por segunda vez, arrastra al viajero y lo aleja de la vaga y blanca masa movediza, se da por supuesto que es la de Drácula, el conde no desea, bajo ningún concepto –así lo escribe en el telegrama que envía al posadero- que le suceda nada a su huésped porque “es suyo”, es su “pieza” y no la comparte con nadie… Es más, se transforma en lobo, le da calor, le lame la herida, con sus aullidos graves y lastimeros avisa a la patrulla para que lo rescaten con vida. Le necesita entero, en su castillo, en su no vida…

            Para terminar añadir que se trata de un relato fantástico y, dentro de estos, pertenece al género de terror. El lenguaje (teniendo en cuenta que es una traducción), es fluido. Texto de fácil comprensión, que atrapa desde un principio y, a pesar del espanto que quizás cause a algunos lectores, es de los que se necesita llegar hasta el final para saber qué es lo que ocurre. Pero, el problema está en que ese final es abierto, como ya dije con anterioridad, por lo que añado: ahora sería conveniente leer la novela. “Drácula” desvelará ese final y nos contará cosas sobre esos mitos que aparecieron a raíz de su publicación y, sobre todo, en el momento en que fue llevada al cine donde se desfiguró toda la historia, salvo en la película “Drácula”, dirigida por Francis Ford Coppola, quien se ajustó mucho a la obra aunque se tomó también alguna que otra licencia…, en su caso perdonable. Hablo de la película del año 1992 en la que, los personajes principales, fueron:

- Gary Oldman – Drácula
- Keanu Reeves – Jonathan Harker (el viajero inglés)
- Winona Ryder - Mina Harker
- Anthony Hopkins – Van Helsing

Gary Oldman como "Drácula" - Imagen obtenida en Internet


            Hasta aquí, mi comentario... Más allá…, Drácula.

Madrid, 8 de febrero de 2013 – Juana Castillo Escobar




El relato y algunos comentarios pueden escucharse en el siguiente enlace:
   


2 comentarios:

  1. Cierto, el gran Anthony Hopkins en el papel de Van Helsing, como ya añadí en el momento de su publicación.
    Un saludo.

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