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lunes, 8 de abril de 2013

La tía Tula, Miguel de Unamuno



Título: LA TÍA TULA

Autor: MIGUEL DE UNAMUNO

Editado por: El País “Clásicos españoles”, 2004

Género: Novela costumbrista
Resumen.- El conflicto entre el anhelo de maternidad y la aversión hacia el amor carnal lo afronta La tía Tula con voluntad de hierro, rasgo acorde con su conducta católica donde el alma significa pureza y el cuerpo pecado. Cuando muere su hermana, se hace cargo de su cuñado y sobrinos a los que siempre llamará hijos. Renuncia a tener una vida propia, pero se adueña de los destinos de los otros, manteniendo la unidad familiar con su severo temperamento, fruto de una exacerbada castidad.
Notas sobre: LA TÍA TULA
PERSONAJES.-
Rosa, hermana de Gertrudis (Tula).- “Era la hermosura espléndida y algún tanto provocativa de Rosa, flor de carne que se abría a flor del cielo a toda luz y todo viento, la que llevaba de primera vez las miradas a la pareja […] Rosa abría espléndidamente a todo viento y a toda luz la flor de su encarnadura…” (Pág. 24).
Ramiro Cuadrado.- Novio, esposo y viudo de Rosa. Cuñado de Tula. “…un guapo mozo […] simpático” (Pág. 25).
Tula lo define como: “… un buen partido para Rosa […] y que se querrán […] cree estar enamorado de ella […] lo estará. Porque como es hombre de vergüenza y de palabra, acabará por cobrar cariño a aquella con la que se ha comprometido ya. No le creo hombre de volver atrás” (pág. 29).
Gertrudis-TULA.- “… pero eran luego los ojos tenaces de Gertrudis los que sujetaban a los ojos que se habían fijado en ellos y a los que a la par les ponían a raya. […] Y bien miradas y de cerca aún despertaba más Gertrudis el ansia de goce. […] ella era como un cofre cerrado y sellado en que se adivina un tesoro de ternuras y delicias secretas” (Pág. 24).
“… voz pastosa y solemne […] parecía venir de las lontananzas de la vida común de la pureza…” (Pág. 32).
Don Primitivo.- Hermano de la madre. Tío sacerdote de Rosa y Tula con el que viven las dos hermanas, huérfanas de padre y madre.
Dice de Tula don Primitivo: “…me mete un miedo esa Tulilla […] Tiene unas preguntas la mocita […] ojazos tristes […] ojazos de luto que se le meten a uno en el corazón” (Pág. 27).
Madre y abuela de Tula y Rosa.
Doña Venancia, la viuda.- Madre de Ramiro.
Don Juan.- Médico que pretende a Tula.
El padre Álvarez.- Confesor de Tula, que no director espiritual.
Hijos de Ramiro y Rosa: Ramirín, Rosa y Elvira.
Manuela.- Sirvienta en casa de Tula y Ramiro, al final se casa con el viudo.
Hijos de Ramiro y Manuela: Enrique y Manolita.
Caridad.- Esposa de Ramirín.
ALGUNAS FIGURAS RETÓRICAS:
“Llorándole la voz” (Pág. 31). Metáfora.
“Silencio de hielo… Silencio agorero” (Pág. 35). Oxímoron.
“Manso y dulce fuego…” (Pág. 45). Oxímoron.
“…la vida de la joven madre se iba en rosario de gotas…” (Pág. 52). Metáfora.
FRASES:
“Por los ojos de Gertrudis pasó como la sombra de una nube de borrasca, y si se hubiera podido oír el silencio habríanse oído que en las bóvedas de los sótanos de su alma resonaba como un eco repetido y que va perdiéndose a lo lejos aquello de “o ella…” (Pág. 30).
“Vivimos solas, te he dicho. Las mujeres vivimos siempre solas. El pobre tío es un santo, pero un santo de libro, y aunque cura, al fin y al cabo hombre” (Pág. 32).
“- Bien dice el médico, sobrina, que parece como si hubieras nacido comadrona.
- Toda mujer nace madre, tío.
Y lo dijo con tan íntima solemnidad casera, que Ramiro se sintió presa de un indefinible desasosiego y de un extraño remordimiento. “¿Querré yo a mi mujer como se merece?”, se decía”. (Pág. 42).
Dudas de Ramiro, el cuñado, ante su matrimonio impuesto por Tula.
“Era como una preocupación de la tía de ir sustrayendo al niño, ya desde su más tierna edad de inconsciencia, de conocer, ni en las más leves y remotas señales, el amor de que había brotado. Colgóle al cuello, desde luego, una medalla de la Santísima Virgen, de la Virgen Madre, con su Niño en brazos”. (Pág. 43). Deseo de Tula por apartar al niño de todo lo que tenga que ver con el amor carnal.
“- Y ahora –le dijo Gertrudis a su hermana al oído- a querer mucho a tu marido, a hacerle dichoso y… ¡a darnos muchos hijos! (Pág. 45). Podría decirse que se trata de un plural mayestático, pero es el deseo de Tula dicho en voz alta, el deseo de ser madre de los hijos de Ramiro pero sin tener que compartir con él su cuerpo.
“Ramiro se fue. Gertrudis tomó a su sobrinillo, que no hacía sino gemir; encerrase con él en un cuarto y sacando uno de sus pechos secos, uno de sus pechos de doncella, que arrebolado todo él le retemblaba como con fiebre, le retemblaba por los latidos del corazón –era el derecho-, puso el botón de este pecho en la flor sonrosada pálida de la boca del pequeñuelo. Y éste gemía más estrujando entre sus pálidos labios el conmovido pezón seco”. (Pág. 52). Gertrudis desea un milagro, desea poder alimentar ese niño con su propia leche, para sentirle más suyo.
Opinión personal.- Cuando en 1921 apareció publicada La Tía Tula, Unamuno dio fin a un trabajo de casi veinte años. Una novela corta, nivola, como la llamó el autor con una sencilla historia: Ramiro se casa con Rosa, hermana de Gertrudis-Tula. Al nacer el tercer hijo, Rosa muere y Gertrudis se traslada a vivir a su casa para hacerse cargo de los niños y del cuñado. Poco después descubre que Ramiro ha dejado embarazada a Manuela, la criada, por lo que Gertrudis, de nuevo, le casa con ella por el bien de la criatura y de todos. Al final es Gertrudis quien se tiene que hacer cargo de cinco criaturas, hasta que, exhausta, muere.
Se plantea en la novela el tema de la virgen-madre, el sentimiento de la mujer por ser madre, pero sin tener que perder su virginidad. Tula mira esa virginidad desde el punto de vista cristiano-católico, pero en su simpleza, se da cuenta de que, al intentar buscar ciertas verdades, acaba pecando pues al cuestionarse algunas preguntas las respuestas no se atienen a los cánones marcados por la Iglesia. Es de reseñar la reflexión que se hace cuando echa de su casa al médico, Don Juan, después de haberle hecho éste ciertas propuestas de matrimonio: “…El hombre me sacaba de quicio, es cierto; sus miradas me herían más que sus palabras, pero debí tratarle de otro modo. El pobrecillo parece que necesita remedio, pero no el que él busca, sino otro, un remedio heroico y radical”. Pero cuando supo que don Juan se remediaba empezó a pensar si era, en efecto, calor de hogar lo que buscaba, aunque bien pronto dio en otra sospecha que le sublevó aún más el corazón. “¡Ah –se dijo-, lo que necesita es un ama de casa, una que le cuide, que le ponga sobre la cama la ropa limpia, que haga que se le prepare el puchero…, peor, peor que el remedio, peor aún! ¡Cuando una no es remedio es animal doméstico, y la mayor parte de las veces ambas cosas a la vez! Estos hombres… ¡O porquería o poltronería! ¡Y aún dicen que el cristianismo redimió nuestra suerte, la de las mujeres!” Y al pensar esto, acordándose de su buen tío, se santiguó diciéndose: “¡No, no lo volveré a pensar…!”.
Pero ¿quién enfrenaba un pensamiento que mordía en el fruto de la ciencia del mal? “¡El cristianismo, al fin, y a pesar de la Magdalena, es religión de hombres –se decía Gertudis-; masculinos el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo…!”. Pero ¿y la Madre? La religión de la Madre está en: “He aquí la criada del Señor; hágase en mí según tu palabra” y en pedir a su Hijo que provea de vino a unas bodas, de vino que embriaga y alegra y hace olvidar penas, y para que el Hijo le diga: “¿Qué tengo yo que ver contigo, mujer? Aún no ha venido mi hora”. ¿Qué tengo que ver contigo…? Y llamarle mujer y no madre… Y volvió a santiguarse, esta vez con verdadero temblor. Y es que el demonio de su guarda –así creía ella- le susurró: “¡Hombre al fin!”.
Unamuno pinta a Tula como una mujer femenina, muy femenina, además de feminista, a la que no le gusta que le mande ningún hombre, ni tan siquiera su confesor: confesor sí, no director espiritual…
En La Tía Tula Unamuno toca otros temas muy de su agrado como son:
- referencias temáticas a una religión de meras apariencias,
- matrimonios pactados cuyo fin principal es la procreación, o para salvar honores mancillados,
- una sexualidad complicada y, en el fondo, turbia, como la de Tula (confusa en sus sentimientos hacia Ramiro; más que confusa, temerosa ante la posibilidad de manchar su inmaculada virginidad al entregarse al hombre, al bruto, al zángano…),
- la obsesión por trascender la muerte, por auto-canonizarse,
- el eterno conflicto entre la Religión y el sexo; la sexualidad, éste último es un subtema que recorre toda la espina dorsal de la novela y Unamuno lo trata con cierta liberalidad para la época. Es la sexualidad de Tula, apasionada por la maternidad, la que ahoga cualquier otro sentimiento o sensación provocada por las reacciones de su cuerpo, como cuando pone a su sobrino recién nacido a su pecho.
Gertrudis.- Nombre de origen germánico cuyo significado es “virgen guerrera”, y Tula lo es: una virgen madre, luchadora, es madre con intermediarios, pero madre al fin.
Juana Castillo Escobar
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 "LA TÍA TULA"
Adquirido junto con el diario El País el lunes 7-II-05
Empezado a re leer el: sábado 5-IV-08
Acabado el: 10-IV-08
BIOGRAFÍA Y OTRAS OBRAS DEL AUTOR.- Unamuno, Miguel de (1864-1936), filósofo y escritor español, considerado por muchos como uno de los pensadores españoles más destacados de la época moderna y miembro de la generación del 98.
Vida.- Nacido en Bilbao, Unamuno estudió en la Universidad de Madrid, donde se doctoró en Filosofía y Letras con la tesis titulada Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca (1884), que anticipaba sus posturas contrarias al nacionalismo vasco de Sabino Arana. Fue catedrático de griego en la Universidad de Salamanca desde 1891 hasta 1901, en que fue nombrado rector.
En 1914 fue obligado a dimitir de su cargo académico por sus ataques a la monarquía de Alfonso XIII; sin embargo, continuó enseñando griego. En 1924 su enfrentamiento con la dictadura de Miguel Primo de Rivera provocó su confinamiento en Fuerteventura (Islas Canarias). Más tarde se trasladó a Francia, donde vivió en exilio voluntario hasta 1930, año en que cae el régimen de Primo de Rivera. Unamuno regresó entonces a su cargo de rector en Salamanca, que no abandonaría hasta su muerte. Aunque al principio fue comprensivo con la sublevación del Ejército español que en seguida encabezó el general Francisco Franco, pronto la censuró públicamente: en un acto celebrado en la Universidad de Salamanca, su comentario “venceréis, pero no convenceréis”, provocó la respuesta del general Millán Astray, uno de los sublevados: “¡Viva la muerte y muera la inteligencia!”. Terminó sus días recluido en su domicilio de Salamanca.
Obra filosófica.- Su filosofía, que no era sistemática, sino más bien una negación de cualquier sistema y una afirmación de “fe en la fe misma”, impregna toda su producción. Formado intelectualmente en el racionalismo y en el positivismo, durante su juventud simpatizó con el socialismo, escribiendo varios artículos para el periódico El Socialista, donde mostraba su preocupación por la situación de España, siendo en un primer momento favorable a su europeización, aunque posteriormente adoptaría una postura más nacionalista.
Esta preocupación por España (que reflejó en su frase “¡Me duele España!”) se manifiesta en sus ensayos recogidos en sus libros En torno al casticismo (1895), Vida de Don Quijote y Sancho (1905), donde hace del libro cervantino la expresión máxima de la escuela española y permanente modelo de idealismo, y Por tierras de Portugal y España (1911). También son frecuentes los poemas dedicados a exaltar las tierras de Castilla, considerada la médula de España.
Más tarde, la influencia de filósofos como Arthur Schopenhauer, Adolf von Harnack o Sören Aabye Kierkegaard, entre otros, y una crisis personal (cuando contaba 33 años) contribuyeron a que rechazara el racionalismo, al que contrapuso la necesidad de una creencia voluntarista de Dios y la consideración del carácter existencial de los hechos. Sus meditaciones (desde una óptica vitalista que anticipa el existencialismo) sobre el sentido de la vida humana, en el que juegan un papel fundamental la idea de la inmortalidad (que daría sentido a la existencia humana) y de un dios (que debe ser el sostén del hombre), son un enfrentamiento entre su razón, que le lleva al escepticismo, y su corazón, que necesita desesperadamente de Dios. Aunque sus dos grandes obras sobre estos temas son Del sentimiento trágico de la vida (1913) y La agonía del cristianismo (1925), toda su producción literaria está impregnada de esas preocupaciones.
Obra literaria.- Cultivó todos los géneros literarios: fue poeta, novelista, autor teatral y crítico literario. Su narrativa comienza con Paz en la guerra (1897), donde desarrolla la “intrahistoria” galdosiana, y continúa con Niebla (1914) —que llamó nivola, en un intento de renovar las técnicas narrativas—, La tía Tula, y San Manuel Bueno, mártir (ambas de 1933).
Entre su obra poética destaca El Cristo de Velázquez (1920), mientras que su teatro ha tenido menos éxito, pues la densidad de ideas no va acompañada de la necesaria fluidez escénica; en este terreno destacan Raquel encadenada (1921), Medea (1933) o El hermano Juan (estrenada en 1954).
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4 comentarios:

  1. Gracias a ti, primero por leerme y, después, por dejar tu huella en el blog.
    Un saludo.

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  2. Una de la primeras obras que me dieron ganas de hacer carrera de lengua y literatura espanolas.la he leido varias vecesy he visto la pelicula basada en ella .la Tia Tula vive en nos otros .es un personaje para todos lugares y todos tiempos

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    Respuestas
    1. Sí, mi querido amigo anónimo, Tula es un personaje fuerte, bien descrito y que te hace, como bien dices, desear seguir una carrera de lengua y tratar de escribir algo tan bueno y hermoso como es esta novela corta pero intensísima.
      Un saludo navideño, Juana Castillo.

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